Dormir bien puede llegar a convertirse en una tarea complicada. Cuando somos jóvenes no solemos tener problemas para conciliar el sueño pero a medida que nos vamos haciendo mayores cuesta más. Las preocupaciones de nuestra vida diaria también pueden ser un impedimento para dormir y acabar causándonos el temido insomnio.
Gracias al sueño nuestras funciones físicas y psicológicas esenciales tienen pleno rendimiento. Al relajarse los músculos y producirse una disminución de la conciencia vamos a sentirnos totalmente relajados y descansados. Antiguamente se pensaba que al estar dormidos el cerebro estaba inactivo pero estudios posteriores comprobaron que hay casos en los cuales la actividad cerebral nocturna es alta.
El reloj biológico es el que se va a encargar de regular nuestro sueño. Está formado por un grupo de neuronas que indican al resto de nuestro cerebro cuando es el momento de dormirse y cuando de despertarse. El reloj biológico es el que va a provocar que tengamos más o menos sueño. Cuando se pone en marcha manda una señal a nuestro cerebro para que comience a producir melatonina. Esta hormona se estimula ante la oscuridad y su efecto sedante ayuda a que estemos tranquilos y de esta forma no tener insomnio. Por el contrario la luz hace que se inhiba.
Cuando dormimos pasamos aproximadamente por cinco ciclos de sueño y que suelen tener una duración en su totalidad de ocho horas. Cada uno de estos ciclos dura entre 90 y 120 minutos y a su vez constan de cinco etapas. La primera etapa es en la cual tenemos un sueño más ligero y por lo tanto sería sencillo que ante cualquier ruido fuerte nos acabáramos despertando. En la segunda etapa las ondas de nuestro cerebro van a moverse cada vez más lentamente y nuestros ojos dejarán de moverse.
En la tercera y cuarta etapa va a ser complicado que lleguemos a despertarnos y en el supuesto de sucediera notaríamos somnolencia y cierto malestar. La quinta y última etapa es conocida como la fase REM. Es aquí donde el cerebro se encarga de procesar la información que hemos recibido y almacenarla en nuestra memoria. Si queremos evitar trastornos como el insomnio es aconsejable que no tomemos alcohol antes de irnos a la cama y también evitar las comidas demasiado copiosas. También puede ser recomendable a la hora de irnos a la cama procurar poner la mente en blanco y desconectar de todo lo que nos preocupa.
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