Aunque no lo parezca, a dormir también se aprende. Y es que no son pocos los estudios médicos que inciden en el hecho de que los ritmos de sueño y vigilia tienen que ver, además de con las situaciones personales de cada uno, con la educación que se recibe. Así, los padres deben ocuparse y prestar mucha atención a los horarios de los niños para evitar que padezcan de insomnio y de otras afecciones del sueño.
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