Hay un famoso refrán popular que dice “la primavera la sangre altera” y es que en primavera nuestro cuerpo sufre muchos cambios. Uno de esos cambios que se produce en nuestro cuerpo es la conocida astenia primaveral es una apatía que se produce durante el inicio de la primavera.
Con la astenia primaveral, muchas personas se sienten especialmente cansadas, irritables y en ocasiones hasta con dificultades a la hora de conciliar bien el sueño llegando a afectar al 15% de la población. Esto puede durar unos diez o veinte días o incluso puede llegar a alargarse hasta el mes.
Muchas personas notan la llegada de la primavera en su descanso
Existen dos factores fundamentales por los que estos síntomas se produce; uno de ellos es la subida de las temperaturas y el otro se debe al aumento de las horas de luz durante el día, lo que provoca cambios en el sueño, ya que además se debe tener en cuenta que al poco de llegar los relojes se retrasan una hora. Ambos factores explican que nos sometemos a una reactivación del organismo tras el letargo hibernal.
Si nos centramos en los cambios de temperatura debemos saber que con ellos, los vasos sanguíneos se dilatan y con ello se provoca un descenso de la tensión arterial y por ese motivo notamos cambios en el sueño y fatiga muscular. En cada persona se manifiesta de una manera diferente y en ocasiones es necesario tomar algún remedio para volver a colocar los ritmos y que esa sensación desaparezca lo más pronto posible.
El aumento de las horas de luz durante el día también tiene un efecto directo sobre el sueño y puede provocar trastornos durante el primer mes de la primavera. Con el aumento de horas de luz también se produce un cambio directo sobre la melatonina que es la hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia y que el organismo recibe de forma natural al percibir la luz.
En primavera se empiezan a alargar los días de un modo totalmente pronunciado y además se produce un cambio de horario que implica adelantar los relojes una hora. Debido a estos cambios la melatonina se ve afectada ya que sufre un cambio mucho más drástico de lo normal. Por ello el sueño y el descanso se ve afectado: se duerme menos tiempo y se descansa peor, lo que genera un mayor cansancio y sensación de cansancio general.
Ante esta situación, muchas personas necesitan tomar un remedio durante las primeras semanas de primavera para que esta situación no les perjudique en su vida diaria, ya que un mal descanso se ve reflejado de forma directa en el trabajo, en la vida cotidiana e incluso en el estado de ánimo.
No obstante se trata de una situación transitoria que a las pocas semanas desaparece. El cuerpo se adapta a las nuevas condiciones ambientales y ajusta el ritmo biológico para que nuestro organismo recupere la normalidad. Los cambios corresponden al inicio de la primavera pero pueden alargarse un poco dependiendo de cada persona.
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